¿Y ahora qué?

Escribo estas líneas antes de conocer el resultado de las elecciones, y aunque todas las encuestas (menos la “oficial”), apunta en una dirección, lo cierto es que el auténtico veredicto es el que refleje el conteo de papeletas en la noche del domingo.

Haya sido el que sea el resultado, me atrevo a reclamar que se mejore un aspecto del que cada vez estamos más carentes, y que es la principal palanca que ayudará a mejorar nuestra convivencia, y si esta mejora, también lo hará la sociedad, con lo que esto implica de dinamismo económico, de avance innovador, de desarrollo personal y social.

Todos deben (los políticos), todos debemos (los ciudadanos), aumentar nuestra capacidad de respeto a los demás, desde en la más insignificante acción del día a día hasta a la hora de contrastar puntos de vista, debatiendo –que no discutiendo–, argumentando, razonando, contrastando, incluso dudando de nuestra posición de partida. La duda nos permite admitir, absorber, otros argumentos y razonamientos, y nos ayudará a enriquecer y perfeccionar nuestro juicio. Compartimos más que los espacios públicos, compartimos una responsabilidad, todos sin excepción, de construir una convivencia mejor.

Puede existe mucho de utopía en esta reclamación, evidentemente, pero como le oí en mis años de facultad al profesor Tamames, “las utopías han hecho avanzar la sociedad”. Ahora bien, no es menos cierto que alcanzarla requiere de mucho optimismo y trabajo pertinaz y continuo, paso a paso, o más bien paso adelante y medio hacia atrás, siendo conscientes que no es una abstracción, sino que puede ser una realidad que, como todo cambio requerirá gradualidad, acciones concretas, planes, objetivos y resultados, y, siempre estará sujeto a retrocesos.

Y son, ante estos retrocesos, cuando más conscientes debemos estar de lo que podemos perder, cuando más críticos e inconformistas, y cuando más exigentes para seguir trabajando en acercar el deseo a la realidad y actuar con el necesario e inteligente pragmatismo que evite que se cumplan esos futuros distópicos que nos amenazan.

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