Finalizó hace unos días la serie Succession que nos cuenta los avatares de un imperio empresarial familiar, el estilo de dirección de su patriarca, las relaciones con sus vástagos y, la de estos entre ellos, llena de puñaladas, desconfianzas, traiciones e intrigas.
Algunas lecciones podemos extraer de esta serie. Quizás la más evidente el tóxico estilo de liderazgo del padre, absolutamente absolutista (perdónenme la redundancia), basado en el miedo y la sumisión. Estilo que tiende a ser imitado por sus hijos, con la salvedad que, ni tienen su personalidad, ni la misma consideración por parte de los equipos directivos. Pues, aunque no guste el estilo de dirección del padre, si se soporta por su reputación de self-made man.
Otra evidencia es la ausencia de un proceso de sucesión. Cada hijo tiene unas características. Kendall parece ser el que tiene el pensamiento estratégico más claro, y aunque, también maniobra por detrás de los hermanos, es el único que intenta convencer con argumentos de su idoneidad para ser el sucesor. Roman, es emocionalmente descontrolado, explota a la mínima y tiene ideas más heterodoxas, todo esto le resta credibilidad ante el consejo. Y Shiv, la hija, es la que parecía en algunos capítulos tener un estilo de liderazgo diferente, pero después a dejado entrever cierta astucia manipuladora, y deslealtades con los hermanos. Ahora bien, sí tienen algo en común, que viven una relación de odio e idolatría hacia el padre, y son inseguros. Sin duda fruto de la comparación constante y la imposibilidad de igualar una personalidad como la del padre. Tal vemos en Succession con esta indefinición del sucesor y ese estilo de liderazgo ególatra, en lugar de un proceso, lo que existe es una carrera por la sucesión, quizás una batalla.
Si siempre es necesario un proceso de sucesión, en casos como estos más que nunca. Sin embargo, en la serie, y en tantas empresas familiares, no existe este proceso, siendo esencial diseñar quienes compondrán el siguiente equipo y cómo se organizarán, definir sus roles y responsabilidades, y acompañarlos en la transición, programando un traspaso organizado. Igualmente, debe ser planificado el traspaso de la propiedad. No es fácil, pero asegura la continuidad.
