Si preguntáramos a cualquier empresario sobre la importancia de la formación continua, la gran mayoría, estaría de acuerdo en su relevancia (entendemos ésta como las acciones formativas que lleva a cabo una empresa, orientadas a ampliar los conocimientos, habilidades, aptitudes y conductas de sus trabajadores). Sin embargo, la media del gasto por trabajador en formación presenta una tendencia decreciente. En 2018 alcanzó los 82,32€, bajó al 77,48€ en 2019 y a 55,57€ en 2020 (este año quizás no es significativo por razones obvias). Por otro lado, la inversión en formación es proporcional al tamaño de la empresa, con una diferencia importante entre las pequeñas y las grandes empresas.
Evolución del gasto en formación por trabajador y por tamaño del establecimiento € al año por trabajador
Fecha: 11/11/2021
Fuente: Encuesta anual de coste laboral-INE
Uno de los malos hábitos en torno a la formación del personal es que sólo se aplica con los empleados de nuevo ingreso y, a veces, ni siquiera en esos casos. Pero la realidad confirma que la formación que debe recibir un individuo debe ser continua a lo largo de toda su vida laboral.
La formación continua es una herramienta que debe dar respuestas a las necesidades de una organización, buscando mejorar el conocimiento, la actitud y habilidades del personal, optimizar los procesos, así como impulsar la productividad y objetivos profesionales.
Cuando se invierte en formación profesional todos ganan. Por un lado, los trabajadores se desarrollan profesionalmente y se fomenta su identificación con la organización. Por otra parte, la empresa estará más preparada para los cambios y tendrá empleados capacitados, que serán mucho más eficientes y, por ende, aumentará la productividad de la organización.
Como para cualquier inversión que hagamos en la empresa, debemos medir su rentabilidad, y para ello, se deberán establecer objetivos e indicadores claros y medibles en aspectos como:
- Bajar las tasas de rotación del personal.
- Aumentar la productividad.
- Acortar el ciclo de ventas.
- Incrementar las ventas.
- Mejorar la retención de clientes.
Con los resultados obtenidos tendremos los datos necesarios para saber el grado de beneficio que hemos obtenido al apostar por la formación continua de nuestros trabajadores.
A modo de conclusión, creo que la capacitación de los empleados es muy beneficiosa para cualquier estrategia empresarial, por eso, una de las decisiones empresariales más acertadas es invertir en las personas. Es, sin duda, otra manera de marcar la diferencia con otras empresas, por el nivel de compromiso y cualificación profesional de sus empleados.