Quizás este tiempo que estamos viviendo, que comenzó con la pandemia, continuó con las dificultades en la cadena de suministros, su consecuente progresiva subida de precios y, ha continuado con una guerra en nuestras puertas, amenazas de futuras restricciones de energía y el retorno a los dos dígitos en el IPC, sea la antesala de cambios más transcendentes.
En ese efecto pendular con el que avanzamos las sociedades, uno de los retornos de los que se habla constantemente es la desglobalización. Pero, posiblemente existan otros aspectos que se vean cambiados por las circunstancias, como puede ser la visión siliconvalleysta que ha influenciado nuestra última década. Ya saben ese supuesto “nuevo capitalismo”, que, acompañado de un gran relato, había llegado para resolver todos los grandes problemas de nuestras sociedades, y, por supuesto, a “democratizar” su solución. Desde el acceso a la información, la cultura, las relaciones sociales, hasta la movilidad, el cambio climático, la desigualdad o el dinero.
Durante estos años se han creado auténticos gigantes empresariales, acompañados de políticas de comunicación muy bien llevadas, que han creado modelos de negocio con gran autobombo, y han crecido a golpe de rondas de inversión realizadas con valoraciones de casino, en las que mencionar métricas financieras era de mal gusto y anticuado. Lo importante no era la rentabilidad -especialmente si no la había–, sino el crecimiento, el número de usuarios, el índice de conversión. Han sido años de tipos de interés por el subsuelo y mucho dinero circulante, y, éste, atraído por promesas de altos crecimientos, ha entrado en valoraciones de expectativas exageradas, y “seguras” altas rentabilidades.
Y si se le comienzan a ver las costuras al relato buenista que nos vendieron, y no son tan “democratizadoras” como decían. Además, ¿qué ha conseguido la siliconvalleyzación de la sociedad? Estamos más conectados que nunca, a la vez que hay más personas solas y necesitamos mostrarnos constantemente ansiando un like. Nuestra sociedad es más transparente, pero, las fake news emponzoñan nuestra sociedad, las desigualdades en las sociedades desarrolladas aumenta…, en fin, que junto a cierta modulación de la globalización quizás sea el momento de des-siliconvalleyzarnos y retornar a los criterios de antes.
Antonio Guerrero