Unir o confrontar

“¿Por qué seguimos dirigiendo las empresas desde la confrontación interna?” Me preguntaba un alumno, trabajador cualificado y con muchas ganas de desarrollarse profesionalmente. “Si está demostrado que un estilo de dirección participativo consigue mejores resultados. La gente se responsabiliza más de su trabajo, se atreve a proponer mejoras, es menos adversa a los cambios”. Continuaba, “y cuando se dirige desde la confrontación se fomenta el miedo, el control absoluto, incluso de aspectos de lo más nimio que poco afectan al negocio o a los costes”.

Siendo verdad que parece estar demostrado, que a largo plazo los resultados globales de las empresas que se dirigen con estilos de dirección participativos son mejores, también existen claros ejemplos de buenos resultados bajo estilos autoritarios y controladores.

Un estilo colaborativo conlleva promover una comunicación interna sincera y clara, lo que significa escuchar, asumiendo el riesgo de escuchar cosas que no queremos oír y que no siempre nos gustan. De alguna manera es más difícil implantar este estilo de dirección, pues la complejidad aumenta al tener que escuchar –y tener en consideración–, diferentes perspectivas, y a desarrollar habilidades interpersonales que faciliten ser un jefe confiable (justo y ecuánime). Mientras que con un estilo autoritario se tiene mucho más control, pues todo se supervisa, y las decisiones se toman unilateralmente, disminuyendo la complejidad.

“¿De qué depende que un directivo tenga un estilo u otro?“, continuamos la conversación. Existe razones intrínsecas como: las conductas aprendidas, experiencias vividas que se imitan; las creencias personales, estar convencido que la única forma de que las personas rindan es con el control y la coerción; la falta de habilidades o competencias como la comunicación, la escucha, la empatía. Y razones extrínsecas, como la presión de una cuenta de resultados en números rojos, la influencia de los superiores de la empresa o la propia cultura de la organización.

“¿Se puede cambiar el estilo de dirección?” Si, pero no es fácil. Será necesario una profunda reflexión y autoevaluación, reconocer las actitudes a cambiar, trabajar nuevas habilidades, tiempo y esfuerzo.

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