Desde hace ya algún tiempo, muchas empresas que apuestan por el valor de las personas y la retención del talento le están dando una vuelta de tuerca más y comienzan a hablar de estrategias de felicidad. Estas definen e implementan las políticas que favorecen el respeto a todos los empleados, un buen ambiente laboral, una buena relación entre compañeros, el reconocimiento personal, posibilidades de conciliar vida laboral y personal, y, un sueldo acorde a las responsabilidades y al tipo de trabajo. Es tal esa vuelta de tuerca, que en muchas empresas ha aparecido la figura del Director de Felicidad, cuya misión es velar por mantener el talento a través de la implantación de la felicidad.
Interesándome por este tema he descubierto que la felicidad laboral se define como el estado de ánimo positivo de los trabajadores a la hora de desempeñar su trabajo, es decir, una actitud optimista y proactiva. Y que entre sus beneficios está que, contar con trabajadores felices supone disponer de una plantilla más comprometida y productiva, contribuye a la fidelización y retención, mejora el clima laboral, incrementa su creatividad, su predisposición frente a nuevos retos, e impulsa el crecimiento y desarrollo profesional. Y que, por el contrario, la infelicidad en el entorno laboral puede llegar a provocar estrés laboral, aumento del absentismo o rotación excesiva de puestos de trabajo.
La duda que me asalta es sino son las mismas políticas de recursos humanos exitosas pero con otros nombres, y que estamos en una moda más, influenciados por esa necesidad que nos bombardea, que nos obliga a estar felices. Esa concepción actual de felicidad sentimental, emocional y ligera, instantánea y de fácil adquisición. Pero, no es lo mismo, estar que ser, no es lo mismo estar feliz que ser feliz. La felicidad no sólo puede ser una emoción que se alcance con cursos de mindfulness, charlas motivadoras y algunas políticas para retener el talento. La felicidad es un modo de ser. Es una forma de afrontar la vida, que no podemos sólo relacionarla con las emociones y los sentimientos sin olvidarnos de la razón. La felicidad es algo que debemos trabajar día a día, para convertirnos en personas que no sólo nos sintamos felices, sino que seamos felices.