¿La caída del centro?

En los últimos años cuando analizamos las tendencias socioculturales, de consumo y económicas resaltamos la polarización, con un aumento del low cost a la vez que crecen los productos de lujo, de tal manera que aquellos cuyo posicionamiento comercial estaba situado en el centro, es decir, en un buen producto no caro pero tampoco barato están perdiendo sitio.

Este mismo argumento, la imperfecta posición de situarse en el centro, lo hemos transmitido a la hora de explicar las estrategias competitivas, destacándose dos fundamentales, liderazgo en costes o diferenciación, que simplificando, se identificaba con precio bajo, producto no exclusivo y sin mucha imagen de marca, contra precio alto, cierta exclusividad e imagen de marca. Y una tercera la ejecutada por las empresas que quedaban “atrapadas a la mitad”, aquellas que no estaban ni en un lado ni en otro, viéndose su rentabilidad afectada al no ser identificadas por los clientes en ninguno de los dos polos y, por tanto, su posición era relativamente difusa.

Tradicionalmente esto ha sido “palabra de ley”, pero en los últimos años se han dado casos de éxito empresarial que han aunado en su posicionamiento ambos extremos, minimizando costes y ofreciendo diferenciación, transitan por ambos polos asumiendo lo bueno de ambos, han encontrado “océanos azules” utilizando aquel espacio del mercado que aún no ha sido utilizado, lo amplían a través de la innovación, dejando de competir con los mismos argumentos que sus contendientes.

En una analogía con la política vemos que tradicionalmente la situación ha sido igual, polarización, o de izquierdas o de derechas, al de izquierdas se le presume partidario de más intervención del estado en la economía, más permisivo o liberal a cambios socioculturales y de costumbres, y menos identificado con el hecho religioso tradicional. Por el contrario, al de derechas se te supone que quiere un adelgazamiento del estado, menor intervención de éste en la economía, y defensor de las tradiciones socioculturales más clásicas y religiosas. En resumen, eres de izquierdas o de derechas en lo económico y en lo sociocultural.

Esta arraigada polarización ha llevado al fracaso en España de esas recetas mixtas, de “derechas” en lo económico y de “izquierdas” en lo sociocultural, quedando “atrapadas a la mitad”. Sin duda porque el votante asume esa identificación y tampoco se habrá encontrado cómo transmitir ese posicionamiento. Esta larga campaña parece que producirá buenos réditos a los extremos con la acentuación de la polarización. Ahora bien, recordemos dónde estamos con ese tradicional posicionamiento, en un país con elevado desempleo, una ciudadanía poca crítica, un tejido económico con carencias de productividad, unas políticas educativas que nos siguen situando en las peores posiciones (PISA, ranking de universidades, etc…), un sobredimensionamiento de las estructuras del estado, etc…. Quizás sea el momento de que rompamos esos arraigos y busquemos nuevas fórmulas que saquen a nuestro país del bucle en el que se haya, que encontremos nuestros “océanos azules”. En nuestra mano está.

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