INNOVACIENDO

Todos hablamos de innovación. Otro de los mantras o lugares comunes que nos acompañan en nuestro día a día (¡y son unos pocos!). Pero en realidad la innovación es mucho más que la palabra en sí, es una forma de hacer, de actuar, de pensar, de organizarse, de ser…

Uno de los inconvenientes que tienen las organizaciones con la innovación es que no tienen su “mente” preparada. Algo que les ayudará a estar en disposición de innovar será prestar atención a la dimensión humana, pues no sólo se trata de procesos, se trata también de personas, y no sólo de los clientes, sino también, y especialmente, de los componentes del equipo.  La innovación empieza por dentro, no desde fuera.

Las oportunidades para innovar están ahí fuera, esperando para encontrarlas, pero a menudo, simplemente no podemos verlas. Y, la búsqueda de oportunidades requiere de una mente preparada, un talento.

Otro de los inconvenientes, y especialmente en las organizaciones consolidadas, que dificulta la innovación, es que éstas se caracterizan por buscar la previsibilidad, el análisis, la predicción y unas reglas establecidas, y los procesos buscan eficiencia, productividad y control, por tanto, las personas de la organización se alinean con esas características.

La innovación necesita una organización que la tenga incrustada en su ADN, lo que facilitará que las personas de la organización liberen su potencial para añadir valor para la misma. Se necesita una organización con mentalidad de startup. Por simplificar, desarrollo rápido, producto mínimo, aprendizaje y vuelta a empezar.

Una de las grandes preguntas en este tipo de organizaciones es si tienen buenos talentos porque innovan o innovan porque tiene buenos talentos. La respuesta, permítanme, es muy sencilla, se trata de un buen liderazgo, de un gran liderazgo, que estimula esa retroalimentación, que diseña una estrategia, que fomenta la búsqueda de oportunidades, que incita desafíos, que presupuesta recursos e inversiones, que establece objetivos y planes de acción, que desarrolla el conocimiento y que soporta vivir con la posibilidad del error como fundamental para el aprendizaje y desarrollo del talento. En resumen, una cultura muy marcada y compartida.

Esto compartieron la semana pasada directivos de Premo a los alumnos del MBA, con absoluta generosidad, elocuencia y transparencia. Una altruista y excelente forma de sembrar para conseguir buenos directivos futuros. Gracias.

Antonio Guerrero

 

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