Nostalgia

Hace unos días se celebró el Día de las Tiendas de Disco, obviamente de vinilo, y en la emisión de la noticia por televisión nos mostraron una larga cola de amantes del disco de toda la vida que esperaban su turno y confesaban compras de importes considerables.  ¿Cuál es la razón que nos lleva a volver atrás constantemente, a evocar tiempos pasados? En el caso que nos ocupa es palmario que las comodidades y calidades que ofrecen los CD no tienen parangón con los antiguos vinilos, o la más actual música a la carta que podemos escuchar a través de las diferentes plataformas de streaming. La razón, posiblemente sea pura nostalgia, ese anhelo sentimental de un pasado feliz al que queremos volver, vivirlo y sentirlo como antes

Los profesionales del marketing saben, desde hace mucho, que ésta vende, conocen el valor que aporta el recuerdo y cómo penetrar en las emociones y sentimientos de los clientes. Ahí tenemos desde las continuas reediciones de música de los 60 y 80, pasando por tantos y tantos coleccionables que se ponen en el mercado, y acabando por esos lanzamientos de nuevos productos con aspecto vintage. La nostalgia es una industria en sí misma.

Los estudiosos de la sociología ven un incremento de la nostalgia en nuestros días, motivado por la vida que llevamos y las incertidumbres que nos acechan. Bombardeados por noticias y opiniones que nos exhiben un presente de desasosiego, la desazón nos invade al vernos en un presente vacuo y superficial, en el que los valores de antaño, “los auténticos y verdaderos”, brillan por su ausencia. Y, si miramos al futuro la incertidumbre crece de forma exponencial en todos los aspectos imaginables: qué hará la tecnología con nosotros, cómo evolucionarán las relaciones personales y familiares, y el mercado del trabajo, y la educación, tenemos amenazada nuestra cultura, etc… Si el futuro por definición es desconocido parece que en estos tiempos aún más.

Ante esta situación, la nostalgia es esa válvula de escape que palia incertidumbres, que nos mejora el ánimo y nos aporta seguridad, un refuerzo emocional. Es ese bienestar que sentimos cuando la evocación del pasado nos lleva a un momento feliz, adonde en nuestro recuerdo todo era mejor –ese instante de poner el vinilo y retrotraernos 30 a 40 años–. Pues, ni más ni menos, es lo que hace la industria de la nostalgia en nuestras mentes, nos impulsa a añorar otros momentos de más certidumbres, de más seguridad, de más estabilidad, como esos mensajes que nos trasladan a un país más unido, más grande, más libre, como si el pasado siempre fuese mejor. Aunque la nostalgia también es una forma de auto-atraparnos, de negarnos al avance, a la innovación y al cambio, y dos temas son innegables, uno que las personas y las sociedades estamos en continuo cambio, evolución y desarrollo, y negarnos no tiene sentido, y segundo, que lo único cierto del pasado es que fue anterior.

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